
En Lourdes, Francia, existen tres grandes templos y una inmensa plaza para los peregrinos. El Sumo Pontífice declaró fiesta de Nuestra Señora de Lourdes el día de su primera aparición, el 11 de febrero. Los últimos cinco Papas han publicado hermosos documentos en favor de estas apariciones.
Todos los días llegan a Lourdes trenes, aviones y muchísimos buses pullman repletos de peregrinos de todos los países del mundo. Miles y miles de enfermos son llevados allí. El tren que los lleva se llama "el tren de la esperanza", y el tren de regreso se llama "el tren de la alegría", porque muchísimos enfermos no son curados de sus enfermedades, pero reciben del Cielo gran alegría y un increíble valor para soportar sus enfermedades y ganarse con ellas un premio para el Cielo.
Cada tarde se hace en Lourdes una inmensa procesión con antorchas cantando el "Ave, ave, ave María" y rezando el Rosario, y la procesión con el Santísimo Sacramento bendiciendo a los enfermos. En esta procesión se obran milagros portentosos. Pero el más grande milagro que sigue obteniendo la Santísima Virgen en Lourdes es el convertir pecadores, el de cambiar gente fría en religisa, en gente fervorosa y entusiasta por salvar su alma y amar a Dios. Que la Virgencita que se apareció en Lourdes nos alcance del buen Dios la gracia de nuestra conversión y de nuestra eterna salvación.

OREMOS:
Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde te apareciste para indicar a los extraviados el camino de la oración y penitencia, otorgando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana bondad.
Recibe, oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.
¡Oh blanca visión del Paraíso, aparta de los hombres las tinieblas del error con la luz de la fe! ¡Oh Mística Rosa, socorre las almas abatidas con el celeste perfume de la esperanza! ¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos con la ola de la divina caridad!
Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén.

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y derramando lágrimas, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tus misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches: pero acuérdate, te diré con tu siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, haya sido abandonado de Ti. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!, ya que Dios obra por tu mano curaciones sin medida en la gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo (diga el nombre del enfermo y)…...... alcánzame de tu Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios.
Pero mucho más alcánzanos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos, y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, ruega por nosotros.
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.

Al aparecer en la Gruta de Lourdes te complaciste en hacer de él un Santuario privilegiado, desde donde dispensas tus favores, y donde ya muchos han obtenido la cura para sus enfermedades, tanto espirituales como físicas. Acudimos por tanto, con la más ilimitada confianza, a implorar tu maternal intercesión. Consigue para nosotros, Oh Madre Poderosísima, que nuestra petición sea concedida. Por medio del agradecimiento por tus favores, nos esforzaremos en imitar tus virtudes, para así un día poder compartir tu gloria.
Oh Señora de Lourdes, Madre de Cristo, tu que tuviste influencia con tu Divino Hijo mientras permaneciste sobre la tierra, tienes ahora la misma influencia en el Cielo. Ruega por nosotros, y obtén para nosotros de tu Divino Hijo, nuestras especiales peticiones, si esa es la Voluntad de Dios. Amén.
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
Santa Bernardita, ruega por nosotros.

Santa María, Madre de Dios, Virgen Inmaculada, tu te apareciste dieciocho veces a Bernardita en la gruta de Lourdes, para recordar a los cristianos las maravillas y las exigencias del Evangelio, invitándoles a la Oración, a la penitencia, a la Eucaristía y a la vida en la Iglesia.
Para mejor responder a tu llamado, yo me consagro por tus manos a tu hijo Jesús…
Hazme dócil al Espíritu Santo; y por el fervor de mi fe, por la manifestación de mi vida, por mi dedicación al servicio de los enfermos, haz que yo trabaje contigo en confortar a los que sufren, en el reconocimiento a los hombres, en trabajar por la unidad de la Iglesia, y por la paz del mundo.
Con toda confianza, oh Señora mía, yo te dirijo esta plegaria, y te pido que por favor la recibas y la atiendas. Amén.
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
Santa Bernardita, ruega por nosotros.

Virgen Madre de Lourdes, que siempre fuiste fiel, danos tu confianza, danos tu fe.
(Ave María).
Segunda:
Virgen Madre de Lourdes, bendice nuestra mesa familiar con el pan de la salud, con el pan del trabajo, con el pan del alimento, con el pan del amor.
(Ave María).
Tercera:
Virgen Madre de Lourdes, bendice nuestro descanso con la paz del alma y la alegría del espíritu.
(Ave María).

Santísima Virgen de Lourdes, que a ninguno desamparas ni desechas, mírame con ojos de piedad, y alcánzame de tu Hijo el perdón de mis pecados, para que con devoto afecto, celebre tú santa e Inmaculada Concepción, en tu milagrosa imagen de Lourdes, y reciba después el galardón de la bienaventuranza del mismo de quien eres Madre. Amén.
ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES.doc
ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES.mp3


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